Cada año, devotos de la Virgen del Cisne realizan una emotiva caminata desde Cuenca hasta Loja como muestra de su fe y agradecimiento por los favores recibidos. A pesar de los obstáculos y las dificultades del recorrido, los peregrinos se movilizan a pie o en diferentes medios de transporte con el firme propósito de cumplir con su devoción y promesa.